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Ernesto Ocaña: “El reto de pintar la música”

Por: LENAY BARCELÓ

El artista de la plástica regala por estos días atractivas imágenes que muestran los valores artísticos de la música desde la perspectiva gráfica.

Existen genios que visualizan las más comunes realidades desde la grandeza de creaciones artísticas, tal es caso del artista de la plástica Ernesto Ocaña, quien por esos días difunde sus obras de arte en las redes sociales. Con este creador que es capaz de recrear la concepción de la música cubana, desde la representación de los instrumentos musicales que la vuelven realidad, nos acercamos en conversación exclusiva para Suenacubano.

Los primeros pasos

“Cada cual viene al mundo con su halo providencial. En mi entorno familiar no hubo un preceptor que me indujera hacia la pintura, pero como casi todos los niños tuve deseos de dibujar. Ya en la adolescencia si me preocupaba lograr la carrera de pintura y hubo personas que me ayudaron, fue así como me gradué de la Academia de Arte de San Alejandro.

“Mis compañeros de aula me impulsaron a realizar las pruebas de aptitud en el Instituto Superior de Arte (Isa). Gracias al apoyo de mis familiares pude terminar con excelentes resultados este nivel. Ciertamente no fui un alumno aplicado. Desconocía la disciplina de taller y, peor aún, era finalista en los exámenes, aunque en los momentos álgidos me llenaba de una poderosa voluntad que me permitía rebasar, sin ningún temor, todas mis limitaciones de educación formal, producto de la inmadurez propia de la edad. Creo que fue una etapa hermosa e inolvidable de mi vida”.

El descubrimiento

“Al llegar al Isa tuve mis tropiezos con aquellas expresiones posmodernas que mostraban los estudiantes de los años superiores. Por un tiempo no tenía concebido aún el concepto que distingue a cada creador en su quehacer artístico. Aquellas expresiones de los colegas no me llamaban la atención, pero sucedió que algún compañero del aula puso en mi mano un catálogo de instrumentos musicales, de vientos madera y vientos metales. Ello despertó en mí un modo de entusiasmo creativo nunca antes experimentado, incluso hasta estos días.

“Recuerdo que aquellas imágenes de los instrumentos me dijeron que llevara al lienzo la otra vocación innata que me da vida: la música. Para mí los instrumentos musicales son auténticas esculturas sonoras, puras obras de artes creadas con genialidad científica, incalculable belleza y delicada factura; todas concebidas para llevar a la cima de los nobles escaños de las artes una de las más sublimes expresiones del espíritu.

“Entonces vino a mi mente toda sensación de culto y respeto por el más bello y sano lenguaje universal, una intimidad de conceptos afines a la pintura y a la música que tuvieron como apoteosis la creación de estos cuadros con temática musical, a partir de la recreación pictórica de los instrumentos”.

Encontrar la inspiración

“Creo que los cubanos tienen una marcada predisposición genética musical. Es raro que un cubano no se sienta atraído por un tema o alguna tendencia musical, de las tantas que existen. Pero en los momentos creativos yo no recurro a un género musical determinado, mi diapasón del gusto musical va desde la música clásica universal hasta la folclórica nacional.

“En mis cuadros casi siempre incluyo elementos peculiares que produzcan alguna similitud a un género que existe, es decir, en algún momento puedo abordar una temática e incluir un tambor batá, ello induce que se trata de la música folclórica nacional. En sentido general, lo que me motiva es la esencia del asunto sonoro y no algún género en particular.

“A todo lo que uno se proponga realizar debe imprimirle peculiaridades que lo identifique o distinga del resto, esto no implica vanidad, sino enriquecimiento de la variedad, de la diversidad. Tampoco es saludable condicionar la creación a las primeras inspiraciones, eso es autolimitarse, negar la dialéctica y la lógica de la evolución.

“Aunque la música y la pintura son objetos del intelecto, ni aquella se puede escuchar con la vista, ni esta puede verse con el oído. En mis cuadros las imágenes sugieren instrumentos musicales en ejecución dentro de un entorno simbólicamente musical, expresado mediante la inclusión de planos geométricos y líneas delgadas o gruesas, que nos orientan hacia los tonos altos o bajos, graves o agudos, de manera que se asimile como código «pictofónico» dentro de mi mundo metafórico”.

La meta

“Hay que convivir con lo que nos depara el curso de esta existencia y hacer lo que podamos por no dejar de perseverar en alcanzar los sueños. La meta siempre debe ser encontrar motivaciones para continuar superándonos individualmente y poder aspirar con certeza al crecimiento colectivo que los maestros espirituales vienen proclamando siglos tras siglos, y que tanto cuesta extender a toda la humanidad”.